LA HUCHA, LAS PENSIONES Y EL FOCO

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Pasadas las elecciones, comienzan a florecer otros temas en los medios de comunicación. Nos olvidamos de Venezuela, el populismo y las colas en los supermercados y descubrimos un nuevo hachazo a la “hucha” de las pensiones en España. El mayor realizado de una sola tacada. Me pregunto por qué no se tratarán estos temas en una campaña electoral. ¿No sería más interesante saber cómo se va a solucionar esta cuestión que si un candidato es más campechano o más ocurrente? Curiosa la manipulación.

La financiación del sistema de pensiones es una cuestión compleja. Si la solución a corto plazo pasa por dotarle de más fondos, a través de impuestos, parte del problema actual proviene de la cacareada recuperación del empleo. La precariedad de los trabajos creados en los últimos años se traduce en una baja aportación a las cuentas de la Seguridad Social. Para un sistema sostenible, los salarios bajos y los contratos precarios de unas pocas horas no son la solución, aunque sirvan para maquillar las cifras del desempleo.

Además, se puede observar cómo determinadas bonificaciones en las cotizaciones laborales, como la tarifa plana de autónomos, se están aprovechando de manera fraudulenta. ¿Cuántas empresas han pasado de tener plantillas de asalariados a equipos de freelance que trabajan para ellos? El concepto de bonificar las tasas para impulsar el emprendedurismo podría funcionar si se controlase efectivamente el destino de las mismas. De esta forma, causamos un menoscabo a las cuentas públicas por el fraude cometido. No solo hablamos de pérdida de derechos de los trabajadores, hablamos de una pérdida de recaudación de fondos de la Seguridad Social.

La cuestión del mercado de trabajo español va más allá de cambiar una reforma laboral o fijar un salario mínimo más alto. Está directamente relacionado con la productividad y la competitividad de nuestras empresas, así como con el valor añadido que puedan aportar. Por tanto, requiere de una visión global, que también abarca a las pensiones.

Si a todo esto unimos la cuestión demográfica, alcanzamos cotas de complejidad insospechadas. Desde hace años me pregunto por qué los estamentos políticos no son capaces de coger el toro por los cuernos y buscar una solución decidida a nuestra pirámide poblacional. Durante los años de la bonanza, la llegada de inmigrantes en edad de procrear salvó los muebles temporalmente. Sin embargo, el envejecimiento de nuestra población es cada vez más notorio. Llama la atención que nuestras cifras de natalidad sean de las más bajas de Europa. En este podio nos acompañan el resto de países del sur: Italia, Portugal y Grecia.

¿Por qué nadie mira a nuestro alrededor y se plantea el motivo por el que la natalidad española cae y cae? Quizá sea hora de impulsar medidas reales de conciliación, medidas que aseguren la estabilidad laboral y económica, medidas que impulsen y apoyen de una vez a aquéllos que quieran procrear. Nuestra sociedad es una sociedad que no lo pone fácil. Y más allá de los casos individuales, este hecho crea un problema demográfico realmente grave para el futuro.

A veces echo de menos que el foco mediático se sitúe en cuestiones políticas relevantes para nuestras vidas. A veces echo de menos que la información no se dé con cuentagotas.

Noelia Hernández

Imagen: elpais.es

 

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