Y EL BREXIT ENTRÓ EN NUESTRO VOCABULARIO

brexit

Ayer todos nos despertamos con la noticia del resultado del referéndum en Reino Unido a favor del Brexit. Un 51,9% de los británicos decidían no pertenecer al club de la Unión Europea. Club que hasta hace bien poco tenía lista de espera para su admisión y que, ahora, parece convertirse en algo poco “cool”. El euroescepticismo crece y crece y, mucho me temo, este referéndum va a tener repercusiones a largo plazo en otros países y en la Unión en su conjunto.

Mucho oí y leí durante el día de ayer sobre este tema. Opiniones para todos los gustos pero palpable la incertidumbre ante la negociación que comenzará el Gobierno británico con Bruselas. La incertidumbre: ese gran enemigo de la economía y el comportamiento humano. Tanto de la macro como la microeconomía. No pensemos siempre en que la incertidumbre solo afecta a ese monstruo de ojos rojos denominado “los mercados”.

Como escribí en un post anterior, la ineficiente resolución de la crisis económica global a la que aún nos enfrentamos y las medidas aplicadas, así como el discurso en el que cayeron los dirigentes de la Unión, no ha hecho más que aumentar las filas del euroescepticismo. Crisis que será estudiada no solo como económica, sino como social, moral y política. El proyecto integrador de Europa se ha quedado en un cúmulo de intereses nacionales.

Me parece muy paradójico que en un entorno cada vez más global, los nacionalismos y movimientos populistas crezcan y sean capaces de ganar más y más adeptos. ¿Alguien imaginaba semejante tirón de Donald Trump en Estados Unidos? Se ha apelado y se apela al miedo: el miedo a los extranjeros, el miedo a otras culturas, el miedo a otras religiones, el miedo al desconocido que nos va a controlar, el miedo al cambio y la evolución. Sin darte cuenta, en ocasiones, que el enemigo está en casa. Tirar de los instintos más bajos puede hacer actuar (y votar) alejados de la razón. Obviamente, estamos en una democracia y el pueblo habla, pero es necesario tener en cuenta estas variables para analizar la situación.

Quiénes afirman que una Europa más solidaria habría evitado esta situación, simplifican en demasía una cuestión tremedamente compleja. De hecho, son los británicos más mayores quienes han votado masivamente a favor de la salida. Aquéllos que no quieren aportar a la UE, por tanto, ni un ápice de solidaridad, es cierto. Es el discurso de lo mío es solo mío que también se escucha en otros ámbitos. Trayectoria ampliamente anti-europeísta sostenida por muchos Prime Ministers de este país. Pero en el transfondo hay una clara falta de integración, de educación, de conocimiento del resto de vecinos. La ausencia de falta de vínculos echa a perder cualquier asociación, sea del tipo que sea. Se nos ha olvidado que el objeto inicial de esta Unión era evitar volver a matarnos entre nosotros, así de crudo.

Quizá la acumulación de alertas y de señales por fin nos haga ver a todos, y sobre todo, a los señores de la Unión Europea, que es necesaria una refundación de las bases y las formas.  Sinceramente espero que esto marque un antes y después hacia un modelo más positivo y acorde con el momento que estamos viviendo.

Noelia Hernández

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