LA CORRUPCIÓN, ESA LACRA

246H

Lo sucedido en los últimos días no es más que el enésimo capítulo de una larga serie de vergonzosos acontecimientos en nuestra política. El enésimo desfile de políticos hacia los interrogatorios policiales. Parecemos estar tan acostumbrados que deja de sorprendernos, deja de ser noticia. Simplemente es un episodio más que reafirma la creencia generalizada de que todos los políticos roban. ¿Cuántas veces habré oído que alguien seguía votando a un partido a sabiendas de su corrupción porque todos roban?

¿No es la política un reflejo de la sociedad que la permite? ¿Acaso no conocen y tapan la corrupción los partidos políticos, los empresarios que entran en el juego de las corruptelas y algunos medios de comunicación? En todos los partidos hay personajes oscuros. Ninguno de ellos ha denunciado los casos de corrupción acaecidos en sus filas. Es más, se apela a la “lealtad” de partido para encubrirla. La mal llamada lealtad no es otra cosa que ser cooperante de actividades poco éticas, ilegales y fraudulentas.

España, ese país donde se admira y ensalza al listillo y no al talentoso. ¿O acaso no conocemos todos casos de personas trabajando en negro y cobrando el paro? ¿O no nos han querido cobrar más si pedimos factura por un servicio (cuando los impuestos ya deberían estar incluidos en el precio final)? ¿Qué pensamos de que los fans de una tonadillera condenada por blanqueo de capitales hagan una recolecta para pagarle la multa y no entre en la cárcel? ¿O de que se hable abiertamente en la televisión pública de un famoso que ha tenido que irse a vivir a Andorra por motivos fiscales?¿O que sea normal en el pensamiento popular el enchufe de alguien en un puesto porque sea familiar, vecino, amigo o colega de partido aunque haya muchas personas con mejor currículum? Pues esto pasa en nuestro país, señores.

El descrédito de la política y la indignación surge cuando comienza la crisis. Mientras la economía iba bien  a nadie le importaba que desviaran dinero público. Éste parecía crecer en los árboles, sin límites. Y he ahí parte del problema: la dejación y la falta de interés de la población sobre las instituciones públicas y los dirigentes. ¡Cuánto se podría haber hecho en España con todo ese dinero apropiado! Hubiera sido productivo para todo el país, no únicamente para áquellos que se lo embolsaron.

Lo injusto es que se desprestigie a todos los políticos, a todos los empresarios, a todos los votantes. El desprestigio puede estar merecido en ocasiones, urge la regeneración democrática pero regeneración real. No repitamos medidas de cara a la galería que oculten las mismas maneras. Maneras que necesitan cambiar tanto en los partidos, como en ciertos empresarios y en la gestión de las instituciones. Que meter la mano en las arcas públicas no se permita y se repruebe. Y, por favor, que no se pague con mayorías absolutas. De ser así, no podremos indignarnos.

Noelia Hernández

Imagen: Gratisography.com
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pensamientos de 2 \"LA CORRUPCIÓN, ESA LACRA\"

  1. En Economía hay un concepto que los estudiantes entienden enseguida; es el coste de oportunidad. Se define como el valor de la mejor opción que dejas o abandonas por haber escogido otra. No siempre tiene por qué ser monetario ese valor. ¿Cuál es el coste de oportunidad de irte de vacaciones si podías haberte quedado en tu ciudad (y haber ahorrado ese importe) o haber conseguido un nuevo trabajo de 1.500€ al mes? Pues la segunda opción, puesto que no sólo hubieras ahorrado el dinero de las vacaciones sino que además hubieras ganado 1.500 al mes por cada mes de vacaciones. ¿Cuál es el coste de oportunidad de que un político se lleve el dinero público? Pues el mayor valor de todas aquellas opciones que los ciudadanos han dejado de percibir con sus impuestos. Por ejemplo, construir una nueva guardería, arreglar un punto negro de una carretera (por tanto, menos accidentes en ese tramo), ayudar a enfermos crónicos con terapias más avanzadas, más ambulancias medicalizadas, atender a un refugiado que llega exhausto, y un largo etc… Lo mismo si nosotros aceptamos una factura o trabajo en negro. Ese dinero que dejamos de pagar de impuestos no crea puestos de trabajo. Como ya he dicho, además, ese valor no tiene por qué ser monetario. Imagínense que no se producen accidentes porque se ha arreglado una carretera, la de familias que siguen viviendo felices. Pero eso no se ve. En cambio, estamos construyendo algo mejor en silencio. ¿Por qué no somos más humildes y pensamos que lo que merecemos no es siempre el mejor sueldo o el mejor coche o las cosas materiales más caras y por eso me lo llevo? Todos las merecemos.
    ¿Por qué no pensamos que lo público es de todos, en lugar que no es de nadie? Por eso ensuciamos la calle, por eso me lo llevo y no pasa nada porque es público, ya se repondrá, con el dinero del próximo presupuesto… Pero en realidad hay gente a la que estás afectando de verdad. Creo que necesitamos mucha formación para ver todo esto, aunque parezca de sentido común.

    1. Acertadísimo punto de vista, Marta 😉 La sensación de que el dinero y los bienes públicos no son de nadie nos lleva a permitir comportamientos y actuar cómo no lo haríamos en otras situaciones. Y también a minimizar el impacto de las mismas sobre el bien común. Ese bien común que ahora parece estar más de «moda» pero que ojalá se quede grabado en el imaginario común, tanto los que tienen responsabilidades públicas como los que no.

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