EL PENSAMIENTO ÚNICO

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Recuerdo leer un artículo en prensa hace algunas semanas que contaba la cancelación de una conferencia en una universidad anglosajona por las posibles reacciones que podría causar la opinión del conferenciante. En aquel momento, pensé que debía ser un personaje polémico. Y cuál fue mi sorpresa al descubrir que el motivo era un discurso divergente con las principales corrientes de izquierda en el país.

Algo que observo desde hace unos años es la generalización de lo «políticamente correcto» e, incluso, el actualmente denominado «postureo» en todos los ámbitos. Ese efecto por el que alguien que no opine y exprese lo que piensa (o quiere pensar) la mayoría puede ser hasta denostado. La perversión de acallar las divergencias e, incluso, las minorías. En ocasiones con actitudes violentas. Deberíamos plantearnos por qué nos asusta lo diferente, lo desconocido. Por qué necesitamos esa homogeneización para pertenecer a la masa.

¿No es mucho más enriquecedor contar con puntos de vista y maneras de hacer diferentes dentro de un mismo grupo? La mayoría de los avances científicos, tecnológicos, culturales o políticos surgen de la curiosidad, de plantearse cómo serían las cosas de un modo distinto. Si dormimos esa curiosidad e imponemos el pensamiento único, ¿avanzaremos?

Caminando por cualquier ciudad veremos multitud de personas vestidas de la misma forma, yendo a los mismos sitios, escuchando la misma música y hablando de igual forma. Parecería que ser diferente puede ser un problema para integrarse. Y todos caemos en ello en algún momento.

Incluso en la actividad parlamentaria observo este hecho. Obviamente, todos tenemos una ideología pero el debate puede ser muy enriquecedor sin caer en la confrontación permanente, tratando con respeto y tolerancia otras opiniones. ESCUCHANDO. Porque no siempre se tiene razón en todo ni hay una única manera de hacer las cosas, aunque cada uno crea en la posición que defiende.

Más escuchar al que tenemos al lado sin ideas preconcebidas y más lealtad con lo que cada uno es y siente. No estaría mal como propósito de Año Nuevo.

Noelia Hernández 

Imagen: gratisography.com

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