
El ataque en twitter a la científica y divulgadora Ángela Bernardo por afirmar que este año no había ninguna mujer premiada en los Nobel es una muestra más de la censura y la podredumbre de algunos usuarios de redes sociales. Un twitter expresando un hecho objetivo, sin insultar ni atacar a nadie.
Los Premios Nobel de este año han reconocido a siete científicos, dos economistas, un político y un músico. Once galardones = CERO mujeres.
— Ángela Bernardo Álvarez (@maberalv) October 13, 2016
Las redes sociales se han convertido en una suerte de Tribunal de la Inquisición virtual. La cobardía de quiénes se amparan en el anonimato para vapulear a los que piensan de forma divergente, aprovechando el altavoz que supone. ¿Se atreverían a hacerlo cara a cara y de forma individual, sin aprovechar la manada?
El problema no es de la herramienta sino de quiénes la usan. Al fin y al cabo, no es más que el reflejo virtual de la estructura y el comportamiento de una sociedad. O una parte de ella. Sin darse cuenta del daño que pueden provocar. Las burradas que antes podías soltar en la barra del bar, con tus amigos, ahora son vistas por miles, millones de personas. Además, quiénes las usan como principal fuente de información obtendrán una visión sesgada de la actualidad.
¿Son las amenazas y los insultos manera de defender tus ideas? ¿No se trata de coartar la libertad de los demás para imponer una opinión? ¿Dónde acaba tu libertad de expresión y empieza la mía? Personalmente creo que es la manifestación de la falta de argumentos y de respeto hacia los demás.
Este tipo de actitudes influyen en nuestro comportamiento. ¿O acaso no podemos dejar de opinar o publicar un pensamiento por las repercusiones que puedan tener? ¿Por qué somos nosotros los que ejercemos la autocensura? La respuesta puede ser múltiple: miedo, hastío, indiferencia…. Todos estos sentimientos pueden ser nocivos para una sociedad en su conjunto y provocar el adormecimiento.
Es más, muestra el civismo de una sociedad. Me preocupa que haya grupos numerosos que no sean capaces de respetar opiniones divergentes, usando la intimidación y el acoso. Aunque la democracia no sea perfecta, es el mejor de los sistemas.
¿Quién decide cuál es la opinión o el pensamiento bueno y cuál el malo? Como en todo, dependerá del color con que se mire. Los valores realmente importantes son otros: el respeto, la democracia, la convivencia. Ser capaz de articular un debate será mucho más enriquecedor para todas las partes que imponer puntos de vista.
Y no seamos hipócritas. Todos pensamos alguna vez en nuestra superioridad moral o intelectual ante alguien que opina de forma diversa pero de ahí a evitar que muestre su punto de vista hay un mundo…
La falta de educación democrática y civismo es muy peligrosa. La censura impuesta no por el poder sino por determinados grupos me retrotrae a tiempos y lugares poco deseables. Va más allá de la libertad individual. Y esto también es aplicable a los escraches y otros actos por el estilo en el mundo real. ¿Alguna vez te has autocensurado por evitar las represalias? ¿O has sufrido la censura? ¿Y cómo te has sentido después?
Noelia Hernández
Imagen: gratisography.com
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