Porque hay silencios que valen más que mil palabras.
Porque todos callamos por amor, por compasión o por ocasión.
Porque las palabras que no se pronuncian, se desvanecen.
Porque las ideas fluyen y se agolpan en la cabeza.
Porque es el momento de hablar, escribir y dialogar.
Porque observo el mundo tras mis gafas verdes.
Noelia Hernández